sábado, 22 de agosto de 2015

adversidades

llegan inevitablemente, repentinas, suceden simplemente... como los huracanes, como cualquier cosa inesperada ante el incauto...
horrendo, atroz, frustrante, enloquecedor... pero ¿cómo se pueden manejar? ¿cómo lidiar con esa fuerza incontrolable que se cierne sobre ese huracán de problemas que llega al alma apacible?
las lágrimas caen solas, los labios se apretan como el alma, se contrae el corazón, el cerebro busca las soluciones, la ayuda es esquiva cuando se vive lejos del hogar y de los amigos... la soledad muestra su fea faz.

la soledad como forma de vida es una opción exquisita, dulce, belphagórica, unge el alma con suave aceite, la danza intrínseca de los sentidos se acentúa y las voces suaves murmuran la paz...

pero la soledad es un error de la psique, es una opción errada si se juzga la realidad con ojos racionales. ¿qué queda en las adversidades? ¿ qué mano amiga dice: levántate y tómate a mi? ¿qué caricia, qué abrazo, qué palabras de aliento se reciben?