jueves, 11 de enero de 2018

Tiempo



Hace mucho tiempo que no escribo en mi blog y que no escribo en general, mis novelas están botadas... mis proyectos de cuentos infantiles y poesía.
Hace un año recaí en la depresión por lo que ocurrió en la casona donde viví y tuve que dejar al gato que tanto amaba. Fui al psiquiatra y comencé un tratamiento de casi un año con Citalopram que ahora me cambiaron a Fluoxetina.
El Citalopram me hizo más sociable, pude desentenderme un poco de mi Asperger y estar más en la tierra, en la dimensión de los neurotípicos, poder hablarles y conversar más o menos en su idioma, pude tratar de ser más o menos como ellos, y en mi caso femenino como "ellas" a pesar que siento una desconexión con el género.

Con el Citalopram mis demonios, aun los más perversos, fueron hundidos en su averno detestable, en las profundidades de la psique, donde no podían emerger, ya que las cadenas del Citalopram los mantuvieron fuertemente lejos de las auroras del consciente, como cuando sale el sol; éste oculta la oscuridad en las profundidades, así fue mi casi año con Citalopram. Fue un día de sol, donde el pelaje blanco-anaranjado de mi gato era un bello cuadro en la lejanía rutilante, la brisa que bañó mis horas de cariño elurofílico suavizaba mi frente sin causarme llanto ni angustia. ¡Oh cuánto te debo Citalopram! Gracias a ti pude trabajar y seguir, aunque cojeando del alma, mi rutina. Mis demonios eran un viejo recuerdo casi extinto, como cuando se lee un libro en la infancia y se recuerdan trazos tan solo en la memoria cansada, olvidadiza, enterradora de recuerdos, sublime y cándida.

Ahora la Fluoxetina descorrió el velo del Mago de Oz de la psique y surgieron nuevamente, renovados, aun más ennegrecidos, vengativos, aquellos demonios antes enterrados. La resurrección de la oscuridad se llevó a cabo, las lágrimas volvieron a mis ojos, y las sensaciones madres de todas las angustias de mi pecho inundaron nuevamente mi alma como un océano que cubre vastedades antiguas y yertas. ¡Oh ahora navego! ¡ahora me deslizo como la hoja que es llevada por el viento del otoño! ahora voy como el náufrago cansado que flota en una playa desconocida, ahora me quebranto, ahora contemplo, ya no la rutilancia, ya no los colores majestuosos de un arcoiris imaginario que inundaba serotonina frente a mis ojos extasiados.

Recuerdo el primer día de Citalopram, en la tarde cuando salí del trabajo y comencé a caminar como si fuera la primera vez, entre la gente. Vi rostros, identifiqué semblantes, ya no eran solo sombras que vagaban a mi alrededor, sino personas; con expresiones, con quienes hacía contacto visual: ¡oh es un caballero de edad! ¡es una joven, una señora! tenían vida, como yo, la ciudad dejó de ser un bosque de árboles zombies que caminaban cerca de mi. Vi señaléticas que nunca había identificado, aun habiendo pasado centenares de veces por esas calles, recuerdo una en particular; un letrero de una marca al lado del Teatro Municipal... ¿cómo es primera vez que lo veo, si casi día por medio paso por aquí, desde hace años?
Comprendí que ese era el mundo de un neurotípico, así es como ven las personas "normales" ¡qué genial! ¡qué bello es ver así! Pero duró solo un día, solo un momento del día pude disfrutar de aquel paraíso. Me fui nuevamente lejos, porque el autismo no es cosa simple, no puedes salir de él con una pastilla, aunque sería maravilloso que se pudiera. ¡Qué mejor que ser una oveja más en el redil!, qué mejor que querer vivir y querer las cosas que los neurotípicos quieren... y dejar al fin las excentricidades, que son menos perdonadas en las mujeres...

¡Dioses ustedes lo quisieron así y lo acepto! ¡Si tienen un propósito lo comprendo! Karma. Pero solo pido que me miren, ¡por favor mírenme!, ¡miren que estoy llorando!, ¡vean con sus ojos cómo se clavan en mi corazón los segundos que me veo obligada a estar aquí, lentamente como espinas, que salen y entran renovando cada vez su horror!. Solo quiero eso. Quiero que cuando no esté lo puedan saber, que esto era lo que sucedía, que caminaba entre un bosque de yertos zombies y que ya no quería seguir caminando.