domingo, 22 de julio de 2018

De vuelta a las pistas laborales

La semana pasada volví a trabajar en una oficina, estuve 4 meses y medio descansando, no me puedo quejar. Me puse al día con las series y películas, leí un poco, en la U saqué las mejores notas de mis 2 años anteriores de estudio... fue un tiempo satisfactorio.

Doy gracias porque este nuevo lugar tiene todo lo que siempre deseé, me queda cerca de la casa, cerca del metro, es central, los horarios son relajados... no me puedo quejar.

Ahora me falta el tiempo para estudiar, estoy por echarme un ramo por no ir a clases y no hacer los trabajos en grupo que tanto me atormentan. Lo bueno es que ahora tengo un grupo, de gente muy cool así que espero no tener problemas en los ramos que vienen por ese tema.

Este viernes empezamos con Macroeconomía 2, amo la economía, quisiera tratar de prepararme para el ramo, pero lo veo difícil, salgo cansada de la oficina y mis energías están bajas por mi depresión estacional.

Estos días he estado celebrando lo del trabajo, no me hace bien el alcohol... he vuelto a fumar, soy un ser vicioso y despreocupado, pero mi época angelical quedó en el pasado, siempre intento mejorar, como cuando abracé el budismo, pero luego mi natural narcisista, violento y hedonista me separa de todo aquello que es "bueno". Creo que el Asperger tiene mucho que ver en esto, somos narcisos, el estar consciente de muchas de nuestras cualidades, que en realidad no son más importantes que la inteligencia emocional de un neurotípico, nos hace tener un interior diferente y difícil de transformar en pacífico espiritual.

Tomé a la rápida un test de CI la otra noche y mi resultado fue que soy del 5% más inteligente del planeta, aunque inepta para las habilidades sociales, que es finalmente lo que cuenta en la vida.

En fin, ya he luchado tanto por aceptarme, llorado y sufrido, que no vale la pena seguir pensando en aquello.

De todas formas las bajas energías que el invierno deja en mi, me favorecen con la gente. Mi carácter leonino está desfallecido, dormido casi, acurrucado por el frío. Soy como un felino herido.
He doblado la dosis de mis antidepresivos, y aun así me encuentro de esta forma, me imagino cómo hubiese estado sin mi tratamiento... quizás no hubiese estado... el nihilismo feroz en el que he caído me sumerge en esta lúgubre dimensión; todo es blanco y negro, ya nada importa. De todas maneras vislumbro que los genes tienen un poder único, a pesar de las elucubraciones conclusivas de la psique, el instinto de protección hacia los míos está intacto, especialmente del cachorro pequeño de nuestra manada... el querubín, el bombón más guapetón como le dice su mamá; la razón de mis luchas y de mis victorias. Te amo Benjamín.