Hace 16 años atrás fue la última vez que fui a clases, y empecé nuevamente esta semana.
Me cansé de la vida mediocre y decidí pulir un poco el diamante en bruto de mis capacidades y el resultado es la matrícula inesperada en la Escuela de Comercio donde empecé a estudiar Comercio Exterior.
No ha sido fácil, una porque es vespertino de lunes a viernes hasta casi las 11 de la noche, otra porque no tengo el hábito de estudiar y en matemáticas estoy al nivel de un niño de primero básico...
Pero tengo las ganas y el entusiasmo, aunque lamentablemente también el estrés y la angustia.
Siento que no estoy durmiendo lo suficiente, el temor de fracasar y no poder pasar los ramos... Acostumbrarme a pedalear el nuevo trayecto... En fin, muchas cosas, el miedo a lo nuevo, el temor de lo desconocido.
Pero estoy segura que todo saldrá bien. Ya veo el título en mis manos.
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