jueves, 10 de diciembre de 2015

Gabriela

De Gabriela Mistral:

EL AMOR QUE CALLA

   Si yo te odiara, mi odio te daría
en las palabras, rotundo y seguro;
¡pero te amo y mi amor no se confía
a este hablar de los hombres, tan oscuro!

   Tú lo quisieras vuelto un alarido,
y viene de tan hondo que ha deshecho
su quemante raudal, desfallecido,
antes de la garganta, antes del pecho.

   Estoy lo mismo que estanque colmado
y te parezco un surtidor inerte.
¡Todo por mi callar atribulado
que es más atroz que el entrar en la muerte!


El poema que representa mis sentimientos más íntimos, y que retrata fielmente el estado de mi alma frente a ti, cuando te veo... "viene de tan hondo..." "ha deshecho su quemante raudal" es un río de fuego que surge desde el corazón y ese alarido es imposible porque, desfallecido, se ha deshecho antes de llegar a la garganta... no te puedo hablar, no te puedo decir como quisieras: que te amo.

La profunda riqueza de mi amor yace así, bajo el aparente surtidor inerte, el poso seco que tú ves cuando me miras... está el vergel, ¡el huerto lleno de vida de mi amor!

Amo a Gabriela, a Lucila, porque ella sintió antes que yo aquel tormento del amor que calla. Y porque supo decirlo de esta forma tan conmovedora y hermosa, que se transforma en una oración para el espíritu que sufre de este tormento profundo "que es más atroz que el entrar en la muerte"


Hoy, al cumplirse 70 años desde que recibió el Premio Nobel, quiero rendirle un pequeño y humilde homenaje a esta gran mujer, que fue un alma atormentada, incomprendida, no querida en su tierra... ojala como país podamos pagar esta gran deuda de ingratitud con ella y con muchos otros personajes importantes, y no esperar hasta la muerte de la persona, o a que triunfe en el extranjero, sino que aprendamos a reconocer el talento y cambiar la forma en actuamos como sociedad, con este grado de intolerancia a quienes piensan distinto, a quienes no son "de alcurnia", sino gente sencilla, rural, como lo fue Lucila.

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