viernes, 4 de diciembre de 2015

He tomado conciencia sobre mi vida, compré una tabla de planchar en yapo y tuve que ir a Pedro de Valdivia con Bilbao a retirar. Fui en bici, pasé por los lugares donde viví antes de irme al barrio Bellavista, mis lugares diarios, donde pasé tantas cosas, la comida china de la esquina, el restaurante vegetariano, la plaza con sus maquinas donde soñaba bajar al fin la guata, el parque Inés de Suárez... y me di cuenta que mi vida siempre ha sido buena y que el motivo de mi infelicidad soy yo misma enfocándome siempre en lo negativo, en el punto negro... nada es perfecto, esperar una vida perfecta es inútil, aprendí que tengo que vivir el día a día dando gracias por lo que tengo, que es harto y que es muy bueno.
Recordé mis tardes soleadas en la casa de Manuel Montt, con aquellos árboles preciosos, oyendo el canto de los pájaros, y sacando fotos a esa familia de gatos negros allegados a la casa y que vivían en el tejado de la bodega. Jugaba con Simbad, el gato naranjo de mis fotos... fui muy feliz.
Mis trayectos en bicicleta, mis paseos en el parque Inés de Suárez y en la plaza, muchas horas en las máquinas, escuchando música y haciendo ejercicio en las noches...
Era una vida perfecta, sin embargo, no me sentía feliz. 
Lo único malo era mi experiencia laboral en la empresa NN, donde veía a diario situaciones moralmente indebidas que causaban en mí gran tristeza. No tengo tolerancia a las situaciones inmorales, y no quiere decir que yo sea moralmente perfecta. Pero cosas como el adulterio no van conmigo y generan una nausea espiritual espasmódica, como una gripe con síntomas mentales, me sentía enferma, asqueada, con ira.
No juzgo a las personas que cometen esos actos, tendrán sus motivos y yo no soy quién para venir a opinar, pero por respeto esas personas debieran guardar las apariencias en el lugar de trabajo ante las demás personas que supuestamente no estan enteradas de aquello.

En fin, fuera de eso, todo era perfecto, había cariño en mi vida, habían muchos gatos en mi vida, había una paz relativa.
Pero siempre me enfoqué en lo que no poseía, siempre pensando en lo que me faltaba.
Como el comensal que ante una mesa repleta de delicias solo se enfoca en lo que no está presente y no saborea y goza con lo que está...
Menudo desaire al universo, al destino o a cualquier entidad que me favorecía.

Ahora no quiero cometer los mismos errores, ahora también vivo en un bello lugar, tengo mucha más paz que aquella vez, ahora no tengo gatos pero sí pájaros que cantan cerca de mi ventana, un jardín de ensueño, árboles en el patio, tranquilidad, un ambiente laboral distinto...

Espero ahora, después de aquella experiencia chocante, cambiar el switch.
Fue chocante ya que mientras pedaleaba lentamente fueron pasando esos momentos ante mis ojos, lo que fue mi vida por 3 años en aquel sector, y lo feliz que era, y que sería ahora si volvieran esos tiempos, exceptuando solo lo laboral.

El tomar conciencia de esa forma fue como un abrupto despertar de un letargo, fue darme cuenta de golpe, como un balde de agua fría... siempre por algo pasan todas las cosas en la vida.
Espero aprender las lecciones, espero apreciar al fin la belleza que me es ofrendada por la vida cada día, espero ser una mejor persona, la principal beneficiada seré yo misma.

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